¿QUÉ QUEDARÁ DE NOSOTROS CUANDO YA NO ESTEMOS?

Imagen cedida por @AudiSandra
Hoy os explicaré la historia de una familia, podría ser la de cualquiera, tal vez la vuestra, en este caso, es la mía.
Nos reunimos el día de navidad, ya han pasado algunos años desde que los encuentros son más reducidos, sintiendo - sin decir- el vacío de los que ya no están. Este año el ambiente es diferente sin saber muy bien el porqué - será el paso del tiempo que lo cura todo, será la llegada de nuevos miembros a la familia, será el aceptar irremediablemente los acontecimientos de la vida para poder continuar... -.


¡Las charlas y las risas fluyen! Hablamos del abuelo, aquel hombre de Andalucía que llegó a Barcelona y crió a sus hijos con el esfuerzo de su trabajo en un postguerra demasiado larga, demasiado dura.... Recordamos a la abuela, una mujer capaz de amar hasta límites infinitos. La abuela que se encargó de mostrarme la tierra donde arraigar -mis padres se encargarían de otorgarme las alas para volar alto-.

Y... recordamos al tío, una muerte demasiado temprana, la muerte que nos sacudió a todos por ser injusta. Lo recordamos en su hijo - el sonido de su risa llena el comedor y suena exactamente igual a la de él- y sobretodo en su nieto, que pronto cumplirá 10 años y es idéntico a aquella fotografía de la comunión del hijo mayor  que acompañaba permanentemente el cabezal de la cama de los abuelos. Aquel día, alrededor de la mesa, comparto con la familia un experiencia difícil de este último año y lo que aprendí de ello... mi primo me responde: "si mi padre estuviera aquí, te diría: "te lo dije". ¡Es cierto! Y... todos reímos.


Es en ese momento, cuando encuentro respuesta a una de las preguntas más difíciles a las que me enfrento en el acompañamiento de personas al final de vida: "¿Qué quedará de mi cuando ya no esté?" Hoy la respuesta cobra todo su sentido: nosotros seguiremos vivos en aquellos a quienes hemos amado y que nos han amado. Los momentos vividos, los consejos, las risas y también algún desacuerdo que seguramente resolvimos con un buen pacto... Esto será lo que nos sobrevivirá más allá de nuestro cuerpo, aquello que traspasará los límites de la ausencia. ¿Qué quedará de nosotros cuando ya no estemos?

EL AMOR compartido.

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